¿Sirven las fotos para predecir el futuro de una persona?

Aunque la pregunta aparenta tener connotaciones esotéricas, puedo decirte que existen evidencias científicas para admitir esta posibilidad. En un caso reciente, investigadores estadounidenses aseguran que pueden predecir si una persona se divorciará con solo analizar sus fotos de niñez o juventud.

Imagina que un día te pones a revisar el álbum familiar que tu mamá guarda con tanto esmero entre sus cosas. Ves las imágenes de tus cumpleaños más tempranos, los paseos de colegio, la primera comunión, la confirmación, el baile de promo, etc. En algunas ves a tus primos, en otras a tus amigos de diferentes épocas, situaciones felices o algunas francamente vergonzantes que darían para otro tema... En fin. De pronto te pones a pensar: ¿qué habrá sido de ese chiquillo chimuelo que sonríe sin vergüenza en una foto de la kermese de tu colegio? ¿Y cómo será la vida de ese primo que en otra foto hace muecas al borde de una cancha de futbol de la que lo acaban de botar porque juega peor que abuelita asmática? Y aún más: ¿Cómo estará ahora esa prima que siempre aparece con cara de estar chupando limón? Las fotos de esos tiempos tienen información que puede ayudarnos a leer lo que sucedió luego e incluso lo que ocurrirá después. Por ejemplo, según un equipo de investigadores de la DePaw University, en Estados Unidos, la intensidad con que uno aparece sonriendo o no en las fotos de la juventud o la infancia pueen decirnos si una persona se divorciará en algún momento de su vida.

“Basados en explicaciones socio-funcionales acerca de las emociones, realizamos dos estudios para examinar si el grado en el que la gente sonríe en las fotografías predice la posibilidad de divorcio”, dice el resumen de la investigación realizada por los doctores Mathew J. Hertenstein, Carrie A. Hansel, Alissa M. Butts y Sarah N. Hile. “Junto a otros teóricos, propusimos que el comportamiento al sonreír en las fotografías es potencialmente indicativo de disposiciones internas que tienen consecuencias directas e indirectas en la vida”, señalan.

La investigación se enmarca en una serie de estudios que han tomado las fotografías como un indicador de tendencias emocionales en las personas. Según esta premisa, una persona que suele aparecer sonriente presenta una tendencia al optimismo y/o a una serie de emociones positivas que, por ejemplo, le facilitan la relación con otras personas y, por tanto, la manera en que esas relaciones conducirán su vida. Hertenstein y su equipo siguieron esa línea.

Para contrastar resultados, su primer estudio fue realizado en base a dos grupos: el primero estuvo formado por 306 estudiantes de una facultad de psicología con un rango de edad de entre 23 y 87 años, de diferentes razas; el segundo grupo constó de 349 personas, elegidas entre ex alumnos de esa misma universidad que egresaron entre 1948 y el 2005, con un rango de edad de 21 a 81 años. La metodología incluyó un análisis de las fotografías de cada voluntario que aparecen en esos álbumes de promoción típicos de las universidades estadounidenses. Los autores codificaron de acuerdo a una tabla del uno al diez el grado de intensidad de la sonrisa que mostraba cada participante (de acuerdo al estándar conocido como Facial Action Coding System, una metodología ampliamente utilizada en esta clase de estudios). Luego a cada alumno se le planteó tres preguntas: Si al momento del estudio se encontraban en una relación de compromiso, si alguna vez estuvieron en una relación de compromiso o si había pasado por un divorcio. Los resultados fueron similares en ambos grupos y confirmaron la hipótesis. “A menor intensidad en la sonrisa, mayores probabilidades de que la persona se divorcie en algún momento de su vida”, dice el artículo que explica la experiencia.

El equipo de Hertenstein realizó un segundo estudio para validar su teoría. Esta vez, escogieron medio centenar de adultos de entre 59 y 91 años. A estas personas se les solicitó que prestaran un mínimo de ocho fotografías personales de cuando tenían entre 5 y 22 años. Podían ser fotos de colegio, de sus bodas, imágenes tomadas con otros miembros de la familia, amigos o lo que fuera. Se trataba de tener diferentes expresiones captadas en contextos distintos. A estos participantes se les pregunto si estaban casados, si lo habían estado alguna vez y si habían estado divorciados en algún momento. “Siguiendo el mismo patrón (que en el primer estudio), la intensidad de la sonrisa ayudó a predecir si los participantes se habían divorciado o no en algún momento de sus vidas”, se indica.

De acuerdo a los investigadores, estos resultados “son consistentes con las opiniones de investigadores en el sentido de que las tendencias emocionales de una persona influyen en el curso de su vida a través de procesos de comportamiento social, cognitivo y biológico”. La explicación puede ser de tres tipos: el primero supone que una persona que tiene una buena disposición anímica es propensa a establecer lazos de calidad con otras personas y a eliminar los rasgos de agresividad, lo que a la larga influye en la estabilidad de sus relaciones. Una segunda posibilidad es que se trate de un asunto genético que nos predispone, entre otras cosas, a buscar otras personas con las mismas características de emotividad positiva, lo cual suele ser un buen camino hacia matrimonios felices. La tercera explicación se enfoca en el efecto que ciertas señales que producimos tiene en nuestro entorno, de modo que una persona sonriente suele provocar situaciones favorables en su vida que juegan un rol importante en la estabilidad de un matrimonio.

Como fuera, el caso es que un sorprendente número de estudios de este tipo arroja resultados positivos a la hora de predecir ciertos eventos en la vida de las personas. No se trata de mecanismos astrológicos ni cosmobiológicos, con todo el respeto que estos merecen. No de trata de adivinación ni habilidades paranormales, sino de ciencia. Sugiero que ahora miremos nuestros álbumes familiares con una cuota de inquietud. A lo mejor el ejercicio nos ayuda a prevenir un destino cantado.