Las peores pesadillas sexuales de los hombres

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Las peores pesadillas sexuales de los hombres


Muchas veces se asocia el miedo al sexo o el nerviosismo frente a la intimidad al género femenino, ¡error! Los hombres también se aterran ante diversas situaciones en la cama.

La dictadura del tamaño

No hay hombre en este planeta que en algún momento de su vida, no se haya medido, con wuincha en mano, los centímetros de su miembro viril, o más extremo aún, que haya comparado el tamaño de su masculinidad, con el del amigo, compañero, socio…

Por lo mismo, una de sus grandes preocupaciones es que “no den con la talla” a la "medida” esperada.

En palabras más coloquiales, es que la mujer en cuestión haga algún comentario descalificativo acerca de su miembro del tipo “qué pequeño” o “ah, ¿y eso era todo?” o “qué, raro es que no lo veo (o encuentro)” o la clásica frase de consuelo “bueno, no te preocupes el tamaño en verdad no nos importa a las mujeres”.

1, 2, 3 y ¡listo!

Cuando se dan cuenta que no pueden rendir en la cama ni 2 horas, ni 1 hora, ni 45 minutos, ni 10 minutos, simplemente se espantan y se dan cuenta que no son los latín lovers que pensaron. Y lo peor, es que es muy probable que ella también se dé cuenta de esto.

¿Llegaste?

Es una pregunta tan poco erótica y atinada, pero vaya que es frecuente, ya sea después, o peor aún, durante la relación sexual.

¿Llegas?, ¿ya llegaste? ¿Falta poco? ¡Uf! Bueno, el problema es cuando la mujer que tienen al lado en vez de fingir el orgasmo, les dice la verdad “No”.

Para un hombre, no ser capaz de satisfacer sexualmente a una mujer debe ser una de las peores pesadillas que pudiesen tener.

Es que esa vez fingí

Mal. Los hombres suelen recordar con bastante claridad los gemidos de una mujer al momento del orgasmo, según ellos, gemido es sinónimo de orgasmo, sea o no exagerado o evidentemente parte de una gran actuación.

Por eso se morirían si es que una mujer les llega a comentar, a modo de anécdota, que alguna vez fingieron con ellos, o para darles en el gusto, o porque no pasaba nada o porque simplemente estaban cansadas y querían terminar luego.

No tengo ganas

El machismo imperante indica que el hombre siempre debe tener ganas de sexo, da lo mismo si está enojado, triste, feliz, o lo que sea.
Por lo mismo, le da terror en muchas ocasiones darse el “lujo” de decir que “pasa” en esta ocasión o que está casando o que tiene la cabeza en otra parte.

Le da terror que la mujer lo tilde de aburrido, impotente o peor aún, de gay.

Nunca antes me había pasado

Los hombres, sin ser impotentes o tener trastornos sexuales, a veces se ponen tan nerviosos que no logran tener una erección. ¡Y no hay caso! por más que intentan e intentan, no pasa nada. Esta, sin duda, debe ser una de las situaciones más vergonzosas para ellos. Sólo un consejo ¡relájense! y si continúan, háganse ver.


Fuente : Terra Networks


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La caída del cabello y no rendir.

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Jajaja
Parece que algunos son temerosos para opinar!

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