oasis en la republica parte VII

Nubes negras ensombrecieron las iniciales sesiones de grabación del sexto álbum. El trabajo del dueto de electrónica Death in Vegas, contratado como productores, disgustó a los Gallagher. Por si fuera poco, a Noel y Liam les pareció que el rendimiento del baterista Alan White era pobre. El productor, compositor, guitarrista y cantante estadounidense David Sardy, ex miembro del grupo de “grunge” Barkmarket, aceptó meterse en el proyecto siempre y cuando Noel le permitiera hacer lo suyo. Por primera vez en años el mayor de los Gallagher cedió el control.

Impulsados por su obsesión por Los Beatles, a la hora de buscar el reemplazo de Alan White, Noel y Liam preguntaron a Zak Starkey, hijo del ex beatle Ringo Starr, quien entonces tocaba para la reconstruida agrupación The Who, si quería unirse a Oasis que en esos momentos estaba en pleno proceso de grabación de su próximo álbum. Zak se unió justo a tiempo pero como invitado, más no como miembro permanente, lo que explica por qué no aparece en la foto oficial del booklist del disco. No pudo ser una mejor elección. “Estoy asombrado”, dijo Zak al término de las sesiones de estudio para la producción de Don’t Relieve the Truth (2005): “Todos ellos son cantantes. Todos son guitarristas, todos son compositores, todos son productores… ¡y, carajo, todos son bateristas!”.

La presencia de Zak Starkey fue inspiradora. Además, Noel dejó que la mitad de las composiciones fueran aportaciones de los otros integrantes de la banda: tres de Liam, una de Gem Archer y dos de Andy Bell. El nuevo disco tenía que funcionar sí o sí. “No exagero si digo que nos estamos jugando el cuello con este álbum”, declaró Noel. Liam le concedió la razón: “Será nuestro estancamiento definitivo o una resurrección”, dijo. El 30 de mayo de 2005 salió a la luz Don’t Relieve the Truth y en lo que concordó la crítica fue en que la placa era lo mejor que habían grabado los Gallagher después de (What’s The Story) Morning Glory? (1995), el segundo título. Hacía una década. El entusiasmo atrapó de tal modo a los fans que el año 2008, cuando la revista “Q” hizo una encuesta sobre los mejores álbumes en el último medio siglo, Don’t Relieve the Truth fue ubicado en el puesto número 14. Oasis había regresado por la puerta grande.

Es cosa de esperar. TodavIa no somos leyenda

“Don’t Believe The Truth es uno de los discos más próximos de Oasis a aquella época en que brilló el britpop, cuando era la más grande y mejor banda del mundo”, opinó la influyente Allmusic. “El álbum es el punto de partida de una trayectoria de ascenso y grandeza una década después de producir discos que no estaban a la altura de Oasis”, sentenció NME.

“Después de tres años de espera, Oasis finalmente se libró de Heathen Chemistry y volvió a los orígenes, a los días de gloria del britpop de clásicos como Cigarettes and Alcohol. La buena noticias es que Don’t Believe The Truth es lo mejor que han hecho desde hace diez años. Y demuestra que Noel podría escribir todo un disco con canciones como ‘Wonderwall’, pero ya no lo necesitamos. Ahora tenemos ‘The Importance of Being Idle’, por ejemplo. Estamos hablando de Oasis”, señaló con emoción la BBC.

Los Gallagher una vez más lo habían conseguido. Es cierto, Don’t Believe The Truth es un punto de inflexión. Canciones con descaradas influencias de Los Beatles, Los Kinks y Velvet Underground, baladas poderosas al estilo “All You Need Is Love”, y el evidente sello de los Gallagher, presuntuoso, rimbombante pero glorioso. Con hijos, sobrios, más calmados, razonaron que era hora de trabajar en serio. Incluso pisaban tierra. Por eso, en una entrevista, Noel rechazó que el grupo era una leyenda: “¿Yo? No, Bono es la leyenda viva del rock, y antes que él estaba Mick Jagger. No sé, bueno, a ver, tenemos a Mick Jagger, Keith Richards, Neil Young, Iggy Pop, Bono, Paul Weller, y después, seguro, Ian Brown, Morrissey, y después quizás yo. Estoy casi al final de la lista de leyendas”. Oasis regresó a las grandes ligas. (Ángel Páez).

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