¿Está bien que un hombre deje a su novia en peligro?

La región del cerebro que diferencia el bien del mal, justo detrás de la oreja derecha, puede ser modificada con magnetismo para que respondas que sí.

¿De verdad es tan sólido nuestro código moral, los valores con los que juzgamos los actos propios y los de los demás? Científicos han demostrado que cambiar los juicios morales de las personas, la capacidad de diferenciar entre el bien y el mal, es posible, y con muy poco esfuerzo, mediante la interrupción de un área específica del cerebro con impulsos magnéticos. Nuestra conciencia ética, por férrea que sea, se hace añicos con un simple imán, hasta el punto, según el estudio, de que nos puede parecer aceptable que un hombre ponga a su pareja en una situación peligrosa.
Investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts identificaron la región cerebral que controla la moralidad. Conocida como la conjunción temporo-parietal derecha, está situada justo detrás de la oreja, un poco más arriba. Mediante el uso de pulsos magnéticos, fueron capaces de bloquear la actividad celular de un grupo de veinte voluntarios y alterar la idea que éstos tenían del bien y el mal. Los resultados fueron sorprendentes.
Los científicos sometieron a los voluntarios a una serie de pruebas diseñadas para evaluar sus nociones de lo que es bueno o malo. Después de recibir un pulso magnético de 500 milisegundos en el cuero cabelludo con una técnica denominada estimulación magnética transcraneal (EMT), los participantes tenían que puntuar del 1 al 7 una serie de acciones según su gravedad, de forma que 1 sería absolutamente prohibido y 7 absolutamente permitido. Curiosamente, los resultados demostraron que el magnetismo alteraba sus juicios morales, volviéndolos mucho más permisivos e indulgentes. De esta forma, se preguntó a los voluntarios si era aceptable que un hombre dejara a su novia en un puente que él sabía peligroso. Los voluntarios no fueron capaces de realizar un juicio moral sobre las intenciones de otras personas y señalaron que, si a la chica no le pasaba nada al cruzar el puente, su novio no había actuado mal.
En otra prueba, los voluntarios leían una serie de historias con personajes moralmente cuestionables, y se les pedía que juzgaran sus acciones. Tras la exposición magnética, el grupo estaba de acuerdo de que, si el final era feliz, las acciones eran aceptables sean las que sean.
El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), podría ayudar a arrojar luz sobre el desarrollo moral en los niños y en individuos con trastornos cognitivos sociales como el autismo.